La historia de Taquerías Arandas: Capítulo 1

La dura niñez de nuestro fundador : Don José Camarena

6 DE SEPTIEMBRE DE 1954

EN UN RINCÓN DEL RANCHO DE LAS PRESAS, muy cerca del pueblo de Jesús María, nació José. Su infancia no fue como la de otros niños: su padre partía a Estados Unidos en busca de trabajo, y él, se quedaba con su madre… hasta que la vida los llevó con su abuela Emilia, en ese mismo municipio de Jalisco.

Desde muy pequeño conoció el trabajo rudo.

Con escasos cinco años, lo rentaban como jornalero de tiempo completo, para sembrar y recolectar maíz. También ayudaba a su abuela a vender leña en el pueblo. No había juegos, no había descanso, pero sí una fuerza de voluntad sembrada en tierra dura.

La abuela Emilia quería que estudiaran, así que —con mucho sacrificio— pagó de su bolsillo a una maestra particular.

José solo alcanzó a llegar al tercer año de primaria, pero nunca olvidó lo que aprendió.

A los nueve años, su padre lo llevó a la Ciudad de México. Y todo cambió. José dejó el campo y el canto de los gallos por las bocinas de los camiones. De la milpa, pasó al concreto. Vendía chicles en los camiones para sobrevivir, y por las noches dormía junto a su padre en el suelo de su puesto de tacos. Más que frío, sentía desarraigo.

“No me gustaba la Ciudad de México… porque me sacaron de Jesús María”, diría años más tarde.

El niño que antes sembraba maíz ahora sembraba coraje. Y sin saberlo, empezaba a escribir la historia que lo convertiría en leyenda.